sábado, 9 de julio de 2016

Harold Alvarado Tenorio



Poeta, ensayista, traductor y editor colombiano nacido en Buga en 1945.
Hizo estudios de Literatura Latinoamericana en la Universidad Complutense de Madrid, donde recibió título de Doctor con una tesis sobre la obra de Jorge Luis Borges.
Ha sido docente en varias universidades americanas, catedrático en el departamento de literatura latinoamericana de Marymount Manhattan College de New York y director del Departamento de Letras en la Universidad Nacional de Colombia donde recibió el Título de Profesor.
Entre sus libros figuran: «Cinco poetas españoles de la Generación del Cincuenta» en 1980, «Kavafis» en 1984, «Espejo de máscaras» en 1987, «Una generación desencantada: los poetas colombianos de los años setenta» en 1985, «La poesía de T.S. Eliot» en 1988, «Poemas chinos de amor» en 1992, «Ensayos» en 1994, «Literaturas de América Latina» en 1995, «Summa del cuerpo» en 2002 y «Fragmentos y despojos» en 2002.
Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Internacional de Poesía Arcipreste de Hita.
Su obra ha sido publicada en inglés, francés, italiano, griego, chino, alemán y portugués.

Servicio de placer

De cada noche que vivimos
recuerdo implacable tus caderas.

Como nunca, nadie
ofreció iguales placeres.

Como nunca, nadie
extrajo de mí la vida.

Dicen que ahora otro,
tan alto como yo,
complace tus caprichos
y los de tus padres.

Soy sólo un escribano
y debo componer
tres mil caracteres cada día.

Apenas sirvo para dar placer.

Lunas de Ayer

La luna, esta noche, la que nunca ha vuelto
vendrá para nosotros.

Porque hemos mentido, como en las lunas de ayer.
No habrá segunda parte esta vez.

Nuestro amor ha de ser como nunca fue,
un insensato amor, amor de dos
que nada necesitan ni nada desean
más que amarse.

Nuestro amor será así
o no será. 

La pregunta

Un día preguntaron qué deseaba
y le trajeron aquella que había perdido en su juventud.

Después de siete lunas y siete sonrisas
un hueso de uva
le separó de sus brazos
de su perfume
y sus ajorcas.

Donde

¿Dónde posar el pie,
dónde el poema?

¿Por qué las llagas nos cubren
y el escarnio te cerca a toda hora?

Sueño del hombre y su sombra
ninguno sabe que uno es sombra de otro
nadie sabe si sueña o está muerto.

Bodas de plata

La belleza de tu rostro
y la dulzura de tu voz bastaron
para que te amara.

Un año pasamos juntos
y luego a él regresaste.

Ahora, que de nuevo le engañas,
te duele el corazón
y ante a mí
crece tu desgracia:
has comenzado a envejecer.

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