domingo, 10 de julio de 2016

Leopoldo Alas Minguez

Poeta, ensayista y novelista español nacido en Arnedo, La Rioja, en 1962.Sobrino nieto de Leopoldo Alas Clarín, se licenció en Filología italiana y cultivó diversos géneros, incluyendo la dramaturgia y los libretos operáticos.
Desde muy joven fue incluido en antologías importantes por los poetas Vicente Molina Fox y Luis Antonio de Villena. Entre 1987 y 1992 dirigió la revista de poesía "Signos" y colaboró hasta su muerte con diferentes revistas y periódicos, especialmente con la Radio Nacional de España y el periódico "El Mundo".
Su obra poética está contenida en las siguientes publicaciones: "Los Palcos" en 1988, "La condición y el tiempo" en 1992, "La posesión del miedo" en 1996 y "El triunfo del vacío" en 2004. Del resto de su obra merecen destacarse las novelas "Bochorno" en 1991 y "El extraño caso de Gaspar Ganijosa" en 2001; los ensayos "La orgía de los cultos" en 1998, "Los amores periféricos" en 1997 y "Ojo de loca no se equivoca" en 2002, y las obras de teatro "Última toma" en 1985 y "La pasión de madame Artú" en 1992. Falleció en julio de 2008.

(Fuente: Amediavoz.com)

Al filo de los cuarenta 

Hasta cuándo podré querer a muchos sin entregarme a nadie.
Cuántos días de espontánea indefinición me quedan por delante.
Él me espera y tiene mis facciones.
Cuarenta años, hermano.
Lo prefiero a todos: amables rostros que reflejaron el mío volátil,
almas afines que completaron mi esencia fragmentada.
Después de tanto errar por tantos cuerpos, doy con el mío.
Por fin un hombre interesante. Soy él.
No era yo dirigiendo una nave imperfecta de carne,
tan firme y rotunda en su ingrata juventud.
Tomad y comed porque yo soy mi cuerpo.
Yo quise ser vosotros, amigos del alma,
y en cada uno aprendí a quererme.
Pero en mí mismo estoy mejor acomodado
que en la insaciable búsqueda exterior de inteligencia y belleza.
Cuarenta, hermano.
Olvida el paraíso de la infancia, que muchos cuestionan:
tan hermosos fueron aquellos días suspendidos
de horizontes inmensos
como estos de ahora, caídos y sin perspectiva.
Y del amor ni hablemos
pues todo lo apostado se perdió en el propio engaño.
Pero me tengo al fin.
Ya no me busco en el espejo. Soy el que soy.

De "El triunfo del vacío" 2004

La aureola azul

En la roca de esmeraldas que imagina,
el anciano defiende su aureola.
Con diecisiete años, le dijo que era azul
una mujer del norte
y le advirtió que nunca la perdiera.

Vendrán las nubes que ensombrecen
las buenas intenciones
y formas de pensar como naufragios.
Te dejarás caer por levantarte,
te ocultarás por miedo.
El viento dispondrá tus verdaderos gestos
y el paso de los otros tu destino.

No serás lo que creías,
tu rostro mostrará las simas de tu alma,
traducirás tu ruina,
enfangarás tus sueños con tus dudas.
Pero nunca descuides la aureola,
no dejes que se extinga
ni cuentes que fue azul en un poema.

De "La posesión del miedo" 1996

Pasión de afecto

En el amor fatal no brilla el pensamiento.
La mente se coagula cuando la sangre estalla.
Vuelve sombrío el ingenio y sin gracia
la fatuidad fanática del fuego.
Yo creo en un amor clarividente,
una efusión borracha de prudencia,
el fruto que se alcanza, las fuentes del desierto.

El riesgo y la pasión están en el afecto,
en un miedo común al abrazarse.
Dormidos, compartir el mismo sueño.
Despiertos, afilar las diferencias.
Amor que no se abisma ni se engaña,
amor que se resuelve en transparencia.

De "La posesión del miedo" 1996

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